sábado, 4 de diciembre de 2010

Todos nacemos muertos

Creo que todos conocemos el principio básico vital que dice que los seres humanos nacemos, crecemos y morimos. Sí, me he saltado la reproducción por el simple hecho de que no viene a cuento. Nunca me había parado a pensar en estas tres etapas. Esta claro que queramos o no, estamos obligados a pasar por cada una de ellas, pero no sólo nacemos, además nacemos muertos.
Bien, date cuenta que quieras o no, nacerás, crecerás y morirás. Más tarde o más temprano todos morimos. No todos nacemos, es decir, no todos los espermatozoides llegan a la meta y se encuentran con el óvulo, pero sí todos los que llegan hasta la meta más tarde o más temprano terminaran muriendo, después de nacer claro está. Por ello he llegado a la conclusión de que todos los seres humanos nacemos muertos, nadie nos da a elegir entre morir y nacer, pero una vez que nacemos todos moriremos. Por ello después de nacer estamos condenados, más tarde o más temprano, a morir. Por tanto todos los humanos nacemos ya muertos por el simple hecho de que nacer acarrea consigo la muerte.
A lo mejor la muerte sólo es una palabra, una palabra con diversos significados, todos inexistentes, todos falsos. Si te das cuenta, todo son palabras, nada más que palabras. Muerte es una palabra, quizás no sea más que eso. Tal vez las cosas no sean como creemos. A lo mejor hacemos de las cosas mundos que no existen, quizás todo sea más simple, tan simple que termine siendo demasiado complicado. Aun así, posiblemente haya que tener más valor para vivir que para morir. Pero lo que tengo claro, es que vivir no es sólo una palabra, es un libro entero que ansioso espera a ser leído. Una habitación llena de ventanas que alumbra con su luz cada una de las puertas que esperan ser abiertas

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